viernes, 3 de diciembre de 2010

REALIDAD Y REALEZA

Ella tiene un cuerpo ideal, su organismo asocia átomos y moléculas creando una materia viva que resulta ser el centro sobre el que todo el planeta oscila. Una conjunción de elementos primarios que ensamblados han formado la maquinaria humana más perfecta. Es diferente a todos sus supuestos semejantes. Pareciera ser de una raza utópica que sólo alguien heroico pudo concebir. Es una criatura que equivale a la alianza entre lo milagroso en la Tierra y el realismo en la bóveda celeste. ¿La providencia o los malabares de la mente cavilosa e iluminada de aquel que deambula por el altísimo vergel neblinoso lograron que ella atesorara toda la verdad y toda la realeza en su cuerpo?. Eso creo. Fue un orfebre con dedos deificados quien contuvo toda su habilidad hasta el momento preciso, para entonces en ella aislar lo que por su magnificencia inaudita causa vértigo y delirio con tan solo presenciarla, es una fantasía viva, un sueño irrompible. Y el alma, envuelta por tan portentosa obra, la enjoya por dentro porque por fuera nada puede enaltecerla, a la excelencia no.¿O a Dios se le puede adoctrinar o convertir? No. Y yo la encontré, y pude tocar ese cuerpo, porque era el único que había existido en mí. Sólo yo pude tocar esa piel espiritista. Un cuerpo de la realeza por ser el más real. Me encontré con otros cuerpos falsamente perfectos o inútilmente perfeccionados. Cuerpos que pertenecen a la vida pero que nunca protagonizarán mis sueños. Seres que cambian en pocos días en vida y que de tal manera se alejan de ella. Así, instantáneamente, desaparecen. Se ve que la vida es real cuando la muerte llega. Y en ese instante los mortales verán la exclusividad de ella. Los otros cuerpos se agotan bajo el suelo, se extinguen apresuradamente decidan la incineración o la inhumación. En ella, la muerte siente amor por la vida y el alma lo siente por el cuerpo. Cuando el cuerpo ya no se sostiene, el alma lo asiste; el alma no quiere vagar en busca de otro cuerpo, éste es inmejorable, es apolíneo. Y la muerte se siente inexperta para realizar la impracticable empresa de llevárselo. Es un cuerpo estatuario, y como las esculturas, es recio y permanecerá perpetuamente en vida, acompañado por la dulcificada muerte. Un momento eterno en el que la muerte y la vida, el cuerpo y el alma se resisten a separarse, porque la realidad es que son una cosa sola.

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