lunes, 19 de abril de 2010

IL RISORTO

La reanimación está siendo parsimoniosa, insólita y apática. Me desadormezco de un prolongado sueño. Ha sido un reposo sin sobresaltos, donde todo era conocido y en el cual nada ha podido intoxicarme con preocupaciones. Esta somnolencia se aproximó a un colapso y ahora la cabeza me pesa casi tanto como el alma. Poco a poco advierto que he estado momificado. Mi cuerpo presenta preciados ajuares bajo el embalsamamiento y por un momento padezco una situación irrespirable. Apresuradamente me purifico. Siguen apareciendo y apilándose pertenencias y fundamentos de un valor sobrenatural, de un gusto taumatúrgico. Más que despertar he renacido. Oprimo los párpados férreamente y la oscuridad se ilumina como un titánico imperio antimilitarista. Los monumentos se elevan solemnemente encarnando una misma figura. La única capaz de brillar con su propia luz. He pasado mucho tiempo aletargado, mi cuerpo se ha consumido, mas mi alma no cesó de alimentarse. Y le grito al compromiso, le grito amistosamente como hago con la vida, y les abrazo, y ellos me palmean la espalda, orgullosos. Creo en las certezas. Creo en mi cabeza. Creo en mi cuerpo. Estoy enamorado.

domingo, 11 de abril de 2010

EL BÁRBARO.

Uno está solo.

Y vive libremente su empeño de mantenerse aislado.

Vive con la voluntad de ser una hábitat abandonado.

Un relleno vacío y un aliño insípido.

Una esencia opaca, remota, ignota.

Desconocida para él, recóndita para los demás.

Y se le conceden opiniones llenas de profundidad.

Y se le ve como a alguien atractivo, incluso prometedor.

No queda claro, que simplemente refleja un concepto fantasioso, una alegoría de la complejidad humana.

Pura estética. Avergonzante inconsciencia al obrar.

A él le gobiernan unos métodos primitivos y palmarios.

No asume la cercanía que se le brinda.

No distingue la imagen que parece revelar.

Su apariencia es contemplada de modo engañoso.

Y él sigue sólo.

Y nunca imaginó poder cambiar su conducta.

Y cuando el alcohol triunfaba sobre su juicio y su discreción, ya no permanecía solo.

Pero la compañía le desposeía de su originaria voluntad de vivir en soledad.

Dejaba de idolatrar ese mundo solitario y sin pretensiones y empezaba a venerar a la bebida.

Y la supremacía del elixir sobre sus facultades lo convertía en un siervo envilecido.

Y su conducta cambió.

Pero esta nueva esclavitud era adictiva, y nada dolorosa.

Los grilletes no le apretaban y las órdenes que recibía no le colocaban en ningún atolladero. Nada representaba una dificultad extrema, nada era mas complicado que vaciar vasos y desinflar botellas.

Esa era la misión que Patrón alcohol le imponía.

Y entonces sus ideas se llenaban de profundidad e interés.

Ahora era él quien contemplaba su apariencia de manera ilusoria.

Ahora, sí, mostraba unos genuinos ademanes primitivos.

Su esencia ya no era oscura.

Su amo se la hurtó.

Sin voluntad y sin esencia.

Ése es el bárbaro.

lunes, 5 de abril de 2010

SECTAS Y PLACEBOS Y ESPIRITUALIDAD.

Se me da un trato familiar.

Las palabras me llegan decodificadas, netas, atrevidas.

Procuro paliar su rotundidad y franqueza amortiguándolas escrupulosamente contra mi comprensión.

No todos tenemos el don de la afabilidad.

Aunque el retraimiento sospechado ante la extraversión y espontaneidad del clan se invirtió en un comportamiento adiestrado y rutinario.

Lo inusual mudó en costumbre y el conocimiento del todo a través de mi percepción, le confió el quehacer a una instrucción más amplia, puesta en manos de maestros variopintos y peregrinos.

Algunos discursos perdían pureza y coherencia. Contenían partes resquebrajadas por ponzoñas dogmáticas.

Le perdí el miedo al acoso de la palabrería hogareña y fue entonces cuando empecé a comprender. Cada palabra me separó más de los maestros, pero me acercó más a su mundo.

Ya no eran palabras vivas y soñadoras, fueron perdiendo fidelidad...las palabras se estancaron en un coágulo receloso.

Aprendí mucho.

Después me diferencié.