lunes, 15 de febrero de 2010

MÁS ANIMALES QUE YO

No voy a ser yo quien juzgue universalmente.

En parte porque el universo no piensa igual que yo y principalmente porque no hago parte de lo colectivo.

Me limito a mi percepción y a mis restringidas interpretaciones.

No tengo eficacia, la integridad es puntual.

No tengo nada que decir, lo poco que he dicho asimismo ya ha perdido su enjundia.

He llegado a ser seductor, he sugerido atracción de alguna condición.

Hoy no se hacer nada, o peor, lo que hago me produce sensaciones malsanas, mas no gozo.

Empero, mi insolencia va a arrojar un veredicto sobre lo que veo.
Referente a lo que creo que ven los demás.

Ven en la formalidad una solemne sinceridad. Ahí es donde yo veo una completa escasez de seriedad. Miseria de espíritu.

Hacen uso de unos protocolos que aparentan ser lo mas jugoso de sus personas.

Me asombra que lo sabroso esté en el exterior, sobretodo porque me incomoda la acusadora inspección superficial a la que me someten esas estériles almas.

No es finura, es desprecio hacia lo que somos. Les hace animales grotescos. Falsos.

No lo confundo con timidez, prudencia o sutileza. Eso es inconfundible.

Es posible que sea parte de una cultura, eso es lo mas lacerante, que la cultura sí es universal y si te circunscribes a una minima parte de ella, yo te califico de ignorante.

No voy a comer con las manos, porque me ensucio, pero seguiré olfateando mi comida antes de engullirla.

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