viernes, 5 de febrero de 2010

VOCES

Las voces chirrían, pretenden ser dulces y gratas, pero suenan histéricas y desafinadas.
Son voces que quieren ser participes de un ambiente acogedor, pero desatinan en la quietud de la atmosfera.
El filtro de la sensatez no intercede entre sus cerebros y las marchitas cuerdas vocales.
Son voces afiladas, incontrolables aullidos soeces. El lenguaje utilizado no siempre es tan insultante como los gruñidos arrabaleros que gargajean, pero padecen de una modulación ordinaria y despiadada para mis oídos.
Es ruido, es una estridencia chabacana, voces que deberían estar cautivas. No existen pausas, no hay tregua, a los presentes nos desprecian. Son alaridos de cloaca, carcajadas de hiena, quejidos de marrano desangrado.
El interés que reclaman se convierte en una petición de auxilio, ni compasión reciben.
Solo pido que no me agredan, silencio a mi paso, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario