miércoles, 20 de octubre de 2010

NO QUIERO DORMIR


Leo a Marvel Moreno. No es una costumbre mía leer a escritoras. Pero tratándose de un relato escrito con un lápiz sedoso como las sábanas de una luna de miel, me animo a hacerlo. Estoy de viaje y las letras vivales de Marvel me foguean para calentarme como a los embozos que quedan en una cama que ofrendó un acto amoroso. Me gusta mucho y me incita a escribirte.

Dejo de leer y comienzo mi escritura. Recostado en la cama escribo con agrado. No quiero detenerme. No quiero dormir.

Tú te has marchado de viaje. Sí, los dos de vacaciones. Tu sobrecarga de excelentes labores hacen que las merezcas. El exceso de falsedad en mi alma, no es motivo para las mías.

Observo el techo de la cabaña. Es una cabaña novísima. En el dormitorio se forma una bóveda tan blanca como un primer despertar. Hay vigas también, son muchas y del color de un plátano marchito. La unión de estos dos componentes crea una lámina del test de Rorschach. Es la lámina número tres. Dos personas, tú y yo. Es lo único que puedo ver y por eso no quiero dormir.

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