domingo, 24 de abril de 2011

MOLESKINE IX


- El hombre puede con todo menos consigo mismo.

- Acabaré en un convento, mi casa será un convento, tendré que acercarme lo más posible a Dios para que me guíe, para que me ayude a entender cómo podré socorrer a su gran creación; al mundo no, no, sólo a la achacosa especie humana.

-
La suerte no hay que buscarla, la suerte está ahí, y es cierto que llega. Inesperadamente nos aborda y nos libera de los miedos. La suerte nos hace ganadores y deja atrás la incomprensión de las verdades. Mi suerte sustituye la aridez española por la riqueza colombiana. Mi suerte nadie la comprenderá porque es sólo mia y no quiere abandonarme, porque para comprenderla hay que sentirla y nadie puede sentirte como yo, porque tú eres mi Suerte, mi Fortuna. Eres la que convierte mi mundo en el más grande acierto de la naturaleza. Eres mi claridad, y eso es la mayor suerte que alguien puede atesorar.

- Lo que llamamos locura no se cría en el cerebro, la mente le concierne al alma y al corazón. La verdadera locura es la dolencia que provoca la humanidad raptando la salud del espíritu y dándole su dominio al discípulo más atrevido: el cerebro.

- No soy inteligente, sé muchas cosas simples.

- Para sentir tu atractivo, para sentirte de acuerdo con tu apariencia, no tienes que pedirle su ayuda al espejo en el que te ves, sólo has de mirarte en unos ojos que te observan enamorados.

- Esto no es madurez, ¡qué va!, es una infancia sabia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario