Resurge y me inquieta.
No aparenta ser mío, se revela como el de un espectro.
Se asemeja a algo corrompido y sentenciado.
Insanable pero no difunto.
No posee validez.
Tan solo está vigente para mantenerme anclado a fraudulentas andanzas.
Únicamente desnuda mi impericia y mis necedades.
El pasado no es pretérito, coexiste con mi avance, desoyendo el odio que le profeso.
Mi encomienda, hogaño, es imposibilitar la evolución de este vivir antagónico y disociado.
Profundizar en la esencia de quien deambuló en mi nombre.
Bloquear la angustia que me produce una cosecha jamás sembrada.
Amistar la aversión con el placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario