lunes, 5 de abril de 2010

SECTAS Y PLACEBOS Y ESPIRITUALIDAD.

Se me da un trato familiar.

Las palabras me llegan decodificadas, netas, atrevidas.

Procuro paliar su rotundidad y franqueza amortiguándolas escrupulosamente contra mi comprensión.

No todos tenemos el don de la afabilidad.

Aunque el retraimiento sospechado ante la extraversión y espontaneidad del clan se invirtió en un comportamiento adiestrado y rutinario.

Lo inusual mudó en costumbre y el conocimiento del todo a través de mi percepción, le confió el quehacer a una instrucción más amplia, puesta en manos de maestros variopintos y peregrinos.

Algunos discursos perdían pureza y coherencia. Contenían partes resquebrajadas por ponzoñas dogmáticas.

Le perdí el miedo al acoso de la palabrería hogareña y fue entonces cuando empecé a comprender. Cada palabra me separó más de los maestros, pero me acercó más a su mundo.

Ya no eran palabras vivas y soñadoras, fueron perdiendo fidelidad...las palabras se estancaron en un coágulo receloso.

Aprendí mucho.

Después me diferencié.

No hay comentarios:

Publicar un comentario